sábado, 23 de diciembre de 2006

Passejant per Barcelona 2.



LA CATEDRAL DEL MAR
(Fragmento)


(...)


"El más anciano le contestó pausadamente:


—Sí, no hace falta nada más. Sólo vivir en ella durante ese tiempo. —El muchacho, con los ojos brillantes, lo instó a continuar—. Barcelona es muy rica. Durante muchos años, desde Jaime el Conquistador hasta Pedro el Grande, los reyes han solicitado dinero a la ciudad para sus guerras o para sus cortes. Durante todos esos años, los ciudadanos de Barcelona han concedido esos dineros pero a cambio de privilegios especiales, hasta que el propio Pedro el Grande, en guerra contra Sicilia, los plasmó en un código... —El anciano titubeó—. Recognoverunt proceres, creo que se llama. Es ahí donde se dice que podemos alcanzar la libertad. Barcelona necesita trabajadores, trabajadores libres.


Al día siguiente, aquel muchacho no acudió a la hora marcada por el señor.Y tampoco lo hizo al siguiente. Su padre, en cambio, seguía trabajando en silencio. Al cabo de tres meses, lo trajeron encadenado, andando delante del látigo; sin embargo, todos creyeron ver un destello de orgullo en sus ojos.


Desde lo alto de la sierra de Collserola, en la antigua vía romana que unía Ampurias con Tarragona, Bernat contempló la libertad y... ¡el mar! Jamás había visto, ni había imaginado, aquella inmensidad que parecía no tener fin. Sabía que allende aquel mar existían tierras catalanas, eso decían los mercaderes, pero... era la primera vez que se encontraba con algo de lo que no podía ver el final. «Detrás de aquella montaña . Tras cruzar aquel río.» Siempre podía señalar el lugar, indicar un punto al extranjero que preguntaba... Oteó el horizonte que se unía con las aguas."


ILDEFONSO FALCONES


Barcelona del Oeste (169, 69, 24)


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